"¿Oh, mundo, mundo! Pensé que eras regido por algún orden divino. Ahora como aquel a quien tu compañía es ya enojosa, como el caminante pobre que ya no teme a los salteadores, ahora te digo, mundo, que me pareces un laberinto de errores, un juego cruel de hombres que andan en corro, un huerto florido y sin fruto, un prado de serpientes, una región de espinas, un mar de miserias, trabajo sin provecho, dulce ponzoña, vana esperanza, falsa alegría y verdadero dolor" Pleberio |